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Hacía calor, una preciosa mañana de Verano, Phineas y Ferb decidieron hacer una de las suyas, convertir a Perry en un humano.
Phineas y Ferb se disponían a acomodar el teletransportador que haría que su mascota se conviertiera en una persona en un rincón del jardín.
Ferb cojió a Perry.   ­­
FERB.- Venga, será rápido.
Perry iba a decirle que experimentara con su nariz amorfa, pero Ferb le cerró el pico antes de que pudiera decir algo.
PHINEAS.- ¿Está listo?
FERB.- Sí.
Ferb le dio a Phineas el ornitorrinco, y el hermanastro pelirrojo procedió a meterlo en el teletransportador.
¡ZAS!
Unos minutos más tarde, la máquina explotó. Phineas y Ferb rogaban que su mascota no hubiera muerto.
PHINEAS y FERB.- ¡AH!.- Exclamaron miedosos.
Los hermanastros observaron a su ornitorrinco mugriento, sangriento y con el torso pelado.
PHINEAS.- ¿Qué ha pasado?
FERB.- No... no sé.
PERRY.- Teeengo seeeeed dee sangree.- Dijo tambaleándose.
PHINEAS.- Fe...Ferb... lo hemos convertido en un zombie.- Exclamó temeroso.
Perry salió del teletransportador y mordió en la cara a Phineas.
PHINEAS.- ¡FERB, AYÚDAME!
Ferb se apresuró y quitó a Perry de la cara de su hermanastro.
FERB.- ¡ESCORIA!.- Dijo refiriéndose a Perry.
Phineas derramaba chorros de sangre.
PHINEAS.- Ferb... llama... a una... ambulancia...-Dijo mientras se quedaba inconsciente.